En los últimos meses, como nación nos hemos debatido entre lo que se considera una empresa esencial y lo que no lo es. Aunque sorprendentemente algunos negocios pasaron el corte (las licorerías de algunas comunidades fueron consideradas esenciales), otros, igual de sorprendentemente, no lo hicieron (las clínicas dentales de todo el país fueron consideradas no esenciales). Ahora que muchas comunidades han iniciado lentamente el proceso de reapertura, estos negocios denominados no esenciales empiezan a abrir de nuevo, pero con algunos cambios importantes en sus operaciones.
El Dr. Raúl García, de Miami, Florida, dice que cuando muchas clínicas dentales de todo el país vuelvan a abrir, lo más probable es que las cosas tengan un aspecto muy diferente.
“Con el riesgo de propagación del coronavirus, tendrá que haber algunos cambios en muchas prácticas de todo el país”, dice, “especialmente en las clínicas dentales”.
Un cambio del que se ha informado ampliamente es la adición de las tasas por equipos de protección individual (EPI) a su factura dental.
Los honorarios del EPI son los honorarios que se repercuten al paciente para que el médico y el personal permanezcan con el equipo de protección individual durante su cita. Dado que el EPI que su proveedor y su equipo deben llevar cada vez también debe cambiarse entre cada paciente, ese coste puede sumarse rápidamente, algo que, según García, puede acumularse con mucha rapidez.
“Si se piensa en lo que se necesita para un EPI por paciente, resulta caro muy rápidamente”, afirma.
Guantes, mascarillas, batas desechables, redecillas para el pelo, etc., además del material de limpieza y desinfección, deben reponerse para cada profesional y cada paciente. Además, con las medidas de distanciamiento social en vigor, muchos dentistas deben atender a un número reducido de pacientes para espaciarlos en sillones y salas de exploración, lo que merma aún más su capacidad de generar ingresos.
Sin embargo, por desgracia para el paciente, es posible que el seguro no cubra los honorarios del EPI.
“Las tasas de los EPI se suman a un copago o a lo que pagarías de tu bolsillo”, dice García. “Muchas compañías de seguros pagan una tarifa fija en función del procedimiento, y no existen códigos para añadir los EPI a las facturas de la mayoría de los pacientes, por lo que son algo que el paciente debe estar dispuesto a pagar.”
Según García, las tarifas de los EPI deben discutirse con el paciente cuando concierta su cita y, de nuevo, en el momento de confirmarla, para evitar sorpresas desagradables a la hora de pagar.
Entonces, ¿cuánto pueden esperar pagar los pacientes por los honorarios del EPI? Según García, dependerá de cada consulta, pero en general los pacientes pueden esperar gastar entre 15 y 30 dólares además de sus honorarios habituales.
“No todas las consultas cobran esta tasa, pero si no está seguro, verifique con su clínica si le cobrarán o no una tasa por EPI y reserve su cita en consecuencia”, dice García.